JULIO
2014. INICIO. Muchos años atrás Leonora y Alejandro San Román se
aman a pesar de pertenecer a distintas clases sociales y a que
Rafael y Rosaura Mendizábal, padres de ella,no aprueban que su hija
ame a un pobre estudiante de ingeniería. Cuando Justo descubre el
embarazo de su hija, de inmediato la envía a su hacienda en Santa
María del mar, un remoto pueblo costeño en el que, al cuidado de su
madre, Leonora vive encerrada y culpada por su pecado, mientras que
el duro Justo se encarga de dar a Alejandro un susto para
desaparecerlo y hacer creer a su hija que lo ha matado. Llena de
tristeza, Leonora padece un embarazo difícil que culmina con su
regreso a la ciudad para el nacimiento de su hija, a la que nombra
María, en honor al pueblo en que nació, haciendo que Rosaura
cuelgue en la criatura una medalla con el nombre y la imagen de la
virgen. Pero pronto la tragedia invade a Leonora pues Rafael toma y
abandona a la recien nacida a lass puertas de un hospicio, haciendo
creer a su hija que la criatura murió a pesar de los ruegos de
Rosaura para que el hombre tuviera misericordia de la criatura, la
cual, en la casa cuna, es encontrada por Corazón, una empleada que
la toma en sus brazos y la lleva ante la directora, la señorita
Piedad Malaver, una mujer severa a la que temen todos los niños y
que se niega a hacerse cargo de la recién nacida pues el cupo en el
lugar está a tope. Llena de ilusión y con alma piadosa, Corazón
suplica que la dejen cuidar de la criatura mientras se hace un
espacio para ella en el orfanato. Piedad entonces pone a la negra al
cuidado de la nueva interna, la cual no deja de llorar, despertando
la ira de la directora, quien está segura de que la criatura causará
problemas. La criatura es una niña a la que Corazón lleva ante el
padre Francisco de Asís, por lo que juntos la bautizan con el nombre
inscrito en la medalla que porta, sin sospechar ninguno que Leonora
sufre terriblemente por lo que su padre ha hecho, jurando que nunca
lo perdonará por haberle arrebatado lo que más quería.
Al
paso de unos años Corazón celebra el tercer aniversario de Maria,
con la que se ha encariñado y la cual padece el desprecio de la
señorita Piedad, quien sabe que la pequeña llama “mamá” a la
mujer, situación que se presta a las burlas de la severa directora
quien un día recibe en su oficina a Leonora, quien le pregunta por
alguna criatura que le haya sido entregada hace tres años. Piedad
sabe que la mujer busca a María pero niega que a su orfanato haya
llegado una criatura pues antes de entrevistarse con la desesperada
madre tiene un encuentro con Rafael, quien le entrega una fuerte
cantidad de dinero a cambio de que niegue cualquier información a su
hija y desaparezca a la criatura lo antes posible, por lo que Leonora
se desahoga con Rosaura, quien con temor recrimina a su marido el
daño que ha causado a su hija, a la que el hombre avisa que se irá
al extranjero y no regresará en muchos años ya que no desea que
siga buscando al fruto de su pecado y al encontrarlo llene de
vergüenza a su familia.
Piedad
hace saber a Corazón que tendrá que separarla de María pues esa
niña le puede causar serios problemas. La sirvienta asegura haber
escuchado hablar a la directora con el abuelo de la criatura y saber
que éste le dio mucho dinero a cambio de desaparecerla por lo que se
ofrece a irse lejos con la criatura pero Piedad se niega rotundamente
y se la arrebata de los brazos, asegurandole que no la volverá a ver
jamás. Pero pronto un aparatoso incendio llena de terror el
orfanato, por lo que Piedad exige a sus empleadas que se hagan cargo
de las criaturas mientras que ella toma todo su dinero y algunos
documentos para huir, dejando a los demás a su suerte, incluso a
María, a la que abandona en su cuna. De ello se da cuenta Corazón,
quien salva a la criatura del fuego y huye con ella inmediatamente
sin fijarse de que a ésta se le ha caido la medalla que su madre
legítima le dió. La negra corre desesperada mientras los bomberos y
la policía se acercan al Orfanato, hasta llegar a las puertas de una
iglesia, donde jura a Dios que cuidará de esa niña como si fuera su
propia hija pues así es como la quiere.
Rafael
se entera del incendio en el orfanato y confiesa a Rosaura alegrarse
de que muchos niños hayan muerto pues fue a ese lugar al que envió
a la hija bastarda de Leonora, a quien la mujer hace saber lo que
sucede y la acompaña al lugar, donde reconoce la medalla de su hija
y le es informado que muchos niños murieron calcinados, lo mismo que
algunas empleadas. Leonora llora llena de dolor y se revela contra su
padre, al que asegura desconocer como su progenitor y odiarlo con
todas sus fuerzas. La muchacha prepara sus maletas dispuesta a
marcharse al extranjero, donde pueda estar lejos de la maldad de su
padre.
Tiempo
después, en Santa Maria del Mar, el padre de Asís reza por el alma
de su vieja amiga Corazón, quien se presenta ante él con María en
brazos, sorprendiéndolo pues la creía muerta al igual que la
criatura. La mujer con llanto le cuenta que huyó del incendio por
temor a que le arrebataran a la niña y ya que ha pasado el tiempo y
se ha dado cuenta de que nadie la ha reclamado ha decidido vivir con
ella en su tierra natal: Santa María del Mar. El cura cree que la
mujer ha cometido una locura pero enteernecido por la dulzura de
María apoya a su vieja amiga y pronto le encuentra un trabajo como
sirvienta en la casa de las señoritas Eduviges y Brígida Vizcaíno,
quienes solo se aprovechan de la pobre Corazón cargándole el
trabajo y con el paso del tiempo regañando a María, quien cumple 5
años y es feliz al lado de su madre y del padre De Asís, al que
quiere como si fuera de su familia y quien la defiende de las
intrigosas bocas de Eduviges y Brígida, quienes rumoran que la negra
se robó a la criatura pues una mujer como ella no podría tener una
hija de color claro y tan bonita, causando siempre sufrimiento en la
sirvienta, pues teme a que cualquier día la descubran y la envíen a
la cárcel, separándola así de su hija, quien un día rompe una
costosa vajilla de las mujeres, logrando que éstas se la cobren a
Corazón, quien cree que desean robarle pues no puede pagarla ni con
todos sus ahorros. La negra es echada entonces y de nueva cuenta
acude al padre de Asís, quien intenta acomodarla en alguna casa pero
nadie desea contratar a una mujer con hijo, por lo que la ayuda
dandole unos cuantos pesos a cambio de que lo ayude con el quehacer
de la parroquia.
EPOCA
ACTUAL: Convertida en una hermosa mujer, María se baña en la playa
de su pueblo y tempranamente acude a la iglesia a dar gracias a Dios
por permitirle seguir viva y al lado de mamá Corazón, a quien
quiere con todas sus fuerzas. Pronto se encuenta con la que cree su
madre, para decirle que la plaza está a reventar por la festividades
del pueblo, por lo que aprovechará para vender los tamales de
pescado que ambas cocinan y que cada año son un verdadero éxito.
Atormentado
por los recuerdos del pasado, el viejo Rafael Mendizábal vive
aislado en su hacienda “Las ciénegas”, donde a cada instante
Rosalía le recuerda que su hija Leonora nunca le perdonará lo que
le hizo a su hija y, finalmente, terminó reencontrándose con el
amor de su vida, Alejandro, con quien vive en la ciudad desde hace
muchos años, al lado de su hija, Mónica, una muchacha frívola y
vanidosa que ante sus padres aparenta ser buena pero en realidad es
de sentimientos retorcidos y tiene un novio, Sergio Armendarez, al
que siempre hace berrinches para salirse con la suya.
En
la hacienda Las ciénegas trabaja Leopoldina, vieja ama de llaves de
la familia Mendizábal y que es considerada como parte de la familia,
por lo que su soberbia y altivez molesta al resto de los
trabajadores, principalmente a Chuy, un muchacho trabajador que no
tolera los abusos del ama de llaves y que es gran amigo de María, de
quien está enamorado en secreto y a quien la mujer, al igual que
Rafael, detesta con todas sus fuerzas.
A
las orillas del pueblo se encuentra la mansión De la Peña, lugar en
el que la moribunda Cándida suplica a su concuña, Dulcina Limonta,
que se comunique de inmediato a su hijastro, Juan Pablo, pues desea
despedirse de él antes de morir. Dulcina llama al muchacho, deseando
que su hermana muera pronto para que ella pueda ser la señora de la
mansión, aconsejando a su única hija, Penélope, que a la llegada
de Juan Pablo enamore para que se case con él y pueda gozar de toda
la fortuna De la Peña.
Mamá
Corazón sufre por una terrible enfermedad que padece y vive temerosa
porque un día su hija sepa la verdad. El padre De Asís calma a la
mujer, quien confiesa que la chiquilla es su adoración.
María
tiene exito en la vendimia de tamales y a ella se acerca Bruno, un
hombre ruin, dueño de la casa de citas del pueblo, el cual le ofrece
trabajo asegurando que puede tener mucho dinero en poco tiempo. María
se resiste a trabajar en el prostíbulo y exige al hombre que no
vuelva a hacerle proposiciones. Este habla con su socia, Débora,
quien se ríe de él por l apoca táctica que tiene para convencer a
las jovencitas y pronto habla con Violeta, quien trabaja con ellos y
es amiga de María. Violeta trata de convencer a su amiga de que
acepte el trabajo pues puede sacar a mamá corazón de la miseria
pero de nada le sirven sus consejos pues María jura que lo último
que haría en la vida sería venderse. Sin embargo durante la noche
Bruno manda a su empleado de confianza, Yago, a robarse a la inocente
María pero Juan Pablo los descubre y pelea a golpes con el hombre
para salvar a la muchacha, quien al verlo se enamora de él a primera
vista. Lo mismo sucede con Juan Pablo, quien descubre que María,
aunque desaliñada, es una chica hermosa. La acompaña hasta su casa
y le ofrece su ayuda siempre que la necesite, sorprendiéndola al
decirle quién es. Ilusionada, la muchacha cuenta a mamá Corazón
que por primera vez siente dentro suyo algo extraño que seguramente
es lo que todos llaman amor.
Juan
Pablo se presenta en casa para dar consuelo a Cándida, a la que
revela querer como una verdadera madre aunque ella solo sea su
madrastra, pues cuando quedó huérfano lo siguió cuidando y
protegiendo. La mujer suplica al muchacho que no desampare a Dulcina
y Penélope pues no tienen a nadie. Pronto el muchacho comienza a ser
seducido por la atractiva Penélope, quien está dispuesta a llevar a
cabo los planes de su madre. Ambos se divierten y ella se entrega a
él pues considera que así logrará sus objetivos.
Débora
convence a Chuy de que María trabajará en su casa solo como
sirvienta, no como concubina, por lo que éste aconseja a la muchacha
que acepte el trabajo si la paga es tan buena pues vender tamales no
le es suficiente para cubrir los gastos de la enfermedad de Mamá
Corazón. La muchacha habla con el padre De Asís, quien le aconseja
que si el trabajo es decente y hay buena paga lo tome pero se ande
con cuidado por lo que la chica se presenta ante Débora, quien la
contrata y la pone a cargo del aseo de la casa de citas y le hace
saber a Bruno que al ser seducida por la ropa, las joyas y el dinero,
la mugrosa pronto caerá en la trampa y a ellos les dejará mucho
dinero.
La
salud de Rafael empeora y Rosaura suplica a Leonora que perdone a su
padre pues éste no desea morir sabiendo que ella lo rechaza. La
sufrida Leonora viaja entonces a Las ciénegas, donde Rafael asegura
arrepentirse de lo que le hizo. Pero pronto el hombre tiene un
enfrentamiento con María, quien se entromete en su hacienda para
hablar con Chuy. Él la trata de ladrona y pordiosera y la manda a
echar, ordenando a Leopoldina que siempre que la vea dentro la corra
o, dependiendo de las circunstancias, suelte a los perros para que la
pillen. Al darse cuenta de ésto, Leonora comprende que la arrogancia
de su padre sigue intacta e intenta hacerle ver que esa muchacha bien
pudo ser su nieta perdida. El hombre asegura que su nieta está
muerta y se culpa por ello.
Gregorio
Armendarez es un hombre destinado a la ruina gracias a malos manejos
en sus negocios, mismos que ha roto con Alejandro debido a la visión
de éste, al que culpa de su mala suerte. El hombre hace saber su
desgracia a su hijo Sergio, al que alerta de unirse para vengarse y
destruir a Alejandro San Román por llevarlos a la ruina, aunque su
venganza deba ser por medio de Mónica, su hija.
Mamá
Corazón se alarma al saber que su hija trabaja como criada en la
casa de citas. La dulce María le asegura que ella es decente y se da
a respetar mientras hace el aseo y jura que nunca se verá en la
necesidad de venderse como las chicas de ese lugar. Pronto, al
caminar por la playa, se encuentra con Juan Pablo, quien simpatiza
con ella y la sube a su caballo para que ambos den una vuelta. La
intimida cuando le dice que para él ella es muy bonita. María se
deja besar.
Violeta
es una prostituta que sueña con liberarse de Bruno y Débora,
quienes durante años la han obligado a venderse pues saben un
secreto sobre ella, mismo en el que ellos están envueltos. La
prostituta es gran amiga de Yago, el cual está enamorado de ella
pero no puede ayudarla por la fidelidad que tiene a Bruno. Violeta le
jura que si la ayuda y ambos huyen juntos, pueden casarse y empezar
de cero lejos de un mundo de corrupción. Yago la besa pero termina
rechazándola, asegurando que él no puede traicionar a sus patrones.
Leopoldina
cuenta a Leonora el cariño que la gente del pueblo le tiene a María,
aunque nadie la ayude económicamente, a no ser por el padre De Asís,
al que Leonora visita para preguntar por la chiquilla, a la que
Leonora conoce, sintiendo un fuerte lazo entre ambas. Las mujeres
simpatizan y al saber las condiciones en que Corazón y María viven,
la mujer decide que las ayudará y cuenta al sacerdote que hace
muchos años perdió a una hija, sin revelar las condiciones. Pronto
la mujer aparece ante Corazón y María con despensa y la muchacha le
pide que le de trabajo, sin embargo Leonora pronto regresará a la
ciudad y sabe que su padre desprecia a la mugrosa.
Penélope
mantiene relaciones con Juan Pablo y ésto llena de felicidad a
Dulcina, quien cree que si su hija se embaraza podrá gozar de la
fortuna De la Peña, tal y como siempre lo soñó. Felicita a su hija
por lograr lo que ella no pudo pues durante años quiso robarle el
marido a Cándida sin conseguirlo.
Eduviges
y Brígida, amigas de Rosaura, llevan a esta todos los chismes del
pueblo, entre ellos el que el heredero de los De la Peña ha
regresado para estar al lado de su madrastra, seguras de que entre
ellos no hay buena relación y por tal razón él se fue de Santa
María del Mar siendo apenas un chiquillo.
María
escucha hablar a Débora y Bruno sobre el asesinato en el que ellos y
Violeta están implicados. El hombre considera que ante la negativa
de la prostituta para servir a los clientes con disponibilidad lo
mejor es deshacerse de ella lo antes posible. Asustada, la muchacha
acude a la prostituta y le aconseja que huya pues quieren hacerle
daño. Son sosprendidas por Yago, quien toma a María y la lleva ante
sus jefes, asegurando que la mugrosa sabe algo sobre ellos. María
niega saber o haber escuchado algo pero el empleado revela que la
sorprendió hablando con Violeta, a quien alertó de que su vida
corre peligro. Esto hace que Bruno amenace de muerte a María y le
asegure que si no trabaja para él y Débora, mamá Corazón podría
aparecer muerta. María llora, sufre, pide piedad y no le queda más
remedio que aceptar ser acompañante de hombres, aunque suplica que
nadie más en el pueblo lo sepa. Pronto se lo cuenta a Chuy, quien le
aconseja que hable con el padre De Asís pues éste peude ayudarla.
La muchacha siente vergüenza y prefiere callar. Se desahoga en la
playa, donde se topa con Juan Pablo, al que revela ser muy
desdichada. Él la abraza y la besa y le jura que se encargará de
que no pase ningún sufrimiento. Dulcina los ve y llena de rabia
reclama a Penélope el no dedicarse a conquistar a Juan Pablo por lo
que éste pierde el tiempo con una aventurera muerta de hambre. Acude
luego a Cándida, a quien reprocha que su hijastro prefiera batirse
en la mugre, dejando al descubierto sus ambiciosos planes, así como
que llegó a vivir con su concuña solo para arrebatarle a su marido
y su fortuna. Cándida se altera y suplica a la mujer que le de sus
medicinas pero Dulcina se niega y le exige que muera pues está harta
de cuidarla como si fuera su enfermera. Pronto aparece Juan Pablo,
quien trata de calmar a su madrastra, la cual muere repentinamente
causándole un gran dolor.
Sergio
logra que Mónica se acueste con él y le advierte que tras lo que ha
sucedido deben casarse. Ella lo rechaza, burlándose y asegura ser
demasiado joven como para atarse a alguien que solo puede divertirla
pero no puede ofrecerle nada más. Sergio jura que un día hará
pagar todas sus humillaciones a la muchacha, quien discute con su
padre pues se niega a visitar a sus abuelos en Santa María del Mar,
sitio que desde siempre ha detestado.
Mamá
Corazón se da cuenta de que es de noche y María no se encuentra en
casa por lo que se preocupe y acude a Chonita, mamá de Chuy, a la
que pregunta por su hija. La mujer no sabe darle razón y pide a su
hijo que diga a la preocupada madre en donde está su hija pero Chuy
miente al asegurar no saber nada. Corazón, desesperada, busca al
padre De Asís para pedirle ayuda. No sospechan que María se ha
presentado en la casa de citas y Violeta la arregla, aconsejándole
lo que tiene que hacer para librarse de los viejos rabo verdes del
pueblo y alrededores, mientras que el padre De Asís exige a Chuy que
le diga en donde se encuentra la muchacha. Avergonzado, Chuy no tiene
más remedio que decirle la verdad por lo que el cura se presenta en
la casa de citas, avergonzando a María al verlo frente a ella. La
toma del brazo dispuesto a sacarla pero Bruno interviene asegurando
que la muchacha se encuentra en el lugar por su voluntad. De Asís se
enfrenta al hombre y asegura que aunque sea un hombre de Dios tiene
la fuerza suficiente para partirle la cara. Se lleva a María, quien
con llanto le suplica que la deje trabajar pues la vida de mamá
Corazón se encuentra en peligro. Cuando el sacerdote se entera de
las amenazas de Bruno hacia la chica, cree que deben acudir a las
autoridades mas ésta le hace saber que Bruno y Débora tienen
comprada a la policía. La chica regresa a la casa de citas y es
vista por Juan Pablo, quien tras velar a su madrastra toma una
caminata y decide alcanzarla.
Juan Pablo vigila a María sin que ella se de cuenta y cuando hombres se pelean por estar
con la muchacha, causándole un gran dolor, él interviene y ofrece
el tripe de dinero por estar con ella. Débora y Bruno se sorprenden
y se la ceden. Al estar a solas, él reclama a la muchacha dedicarse
a la mala vida para salir adelante y ella le confiesa lo que sucede,
pidiéndole que no la perjudique pues ella quiere ser la mujer del
hombre con quien se case. Juan Pablo contempla lo hermosa que es bien
arreglada y la besa apasionadamente, ayudándola a huir por una
ventana y prometiéndole que él las ayudará a ella y mamá Corazón.
Cuando Bruno y Débora descubren que la chica se ha ido con el
muchacho, la maldicen y juran que le cumplirán la amenaza que le
hicieron.
AGOSTO
2014. Leonora no deja de pensar en María y asegura a Rosaura que esa
chica le ha inspirado ternura y desea llegar a conocerla pues ve en
ella algo que ni siquiera ha podido ver en Mónica, la cual es más
cercana a su padre, Alejandro, y a ella pareciera no quererla.
Rosaura lamenta que las cosas an así y recuerda a su hija cuanto la
aconsejó para que desistiera de adoptar una hija que supliera a la
que perdió. Respecto a María, le hace saber que la muchacha ha
vivido en condiciones muy pobres y su madre está muy enferma, por lo
que el padre De Asís se hace cargo de ellas caritativamente. Leonora
decide que entonces ella ayudará a las mujeres. Aparece Rafael,
quien se lo prohíbe, pues considera que son gentuza y que ese tipo
de personas siempre quieren sacar provecho de gente como ellos.
María
aparece en el panteón para el entierro de Cándida y Dulcina la echa
con ofensas. El comprensivo Juan Pablo interviene y asegura a todos
que María es su amiga y puede quedarse. Tras esto, en casa tiene una
discusión con Dulcina, quien enfurece al saber que el muchacho ha
invitado a la mugrosa a visitarlo cuantas veces le plazca. Exige a
Penélope que haga algo para atraparlo de inmediato pues María no
puede ser mejor que ella. Penélope entonces se acerca cada vez más
a Juan Pablo, al que pide que den un paseo por el pueblo, donde son
vistos por Maria. Penélope besa repentinamente a Juan Pablo para así
desilusionar a María, quien sale corriendo del lugar mientras que el
muchacho revela no entender la actitud de Penélope, la cuál
confiesa amarlo desde que eran unos niños y por eso haberse
entregado a él. Juan Pablo intenta hacerle ver que eso fue un error
y que no deben repetirlo pues no desea perderle el respeto a Dulcina.
Se sorprende cuando Penélope le confiesa que el sueño de sus madres
siempre fue verlos casados.
Chuy
revela a Chonita, quien trabaja como sirvienta con Eduviges y
Brígida, que María fue amenazada y por eso trabaja en la casa de
citas. Chonita no lo cree y afirma haber sabido siempre que la
muchacha acabaría en malos pasos, por lo que desde ese momento la
rechaza y prohíbe a su hijo que sea amigo de ella. Cuenta todo a las
solteronas Vizcaíno, las cuales comienzan a esparcir el chisme por
el pueblo. Acuden a Las Ciénegas y cuando Leonora las escucha
revelas lo que saben, asegura que María es buena y que si ha
decidido trabajar en la casa de citas ha sido porque la miseria la ha
orillado a eso.
Juan
Pablo conoce a mamá Corazón y le hace saber que desea ayudar a
Maria. La mujer sin embargo sospecha que él solo quiere jugar con su
hija y pide a María que se olvide de él pero la muchacha se ha
enamorado, sin embargo lo rechaza, celosa, pues lo vio con Penélope.
Juan Pablo le asegura que Penélope lo persigue pero él no tiene
ojos para ella. Feliz, María busca a Chuy en Las ciénegas y es
sorprendida por Rafael, quien la amenaza con una escopeta. Leonora
interfiere y defiende a la muchacha, a la que entrega despensa para
que se ayude y la acompaña a su casa, donde habla con Mamá Chuy,
quien se niega a contestar como una mujer como ella tiene una hija
como María, la cual se presenta en la mansión De la Peña y es
echada por Dulcina, quien le asegura que si no se aleja de Juan Pablo
lo lamentará.
Mónica
y Alejandro llegan a Santa Maria del Mar, sitio que a la chica le
repugna pero que encuentra atractivo en cuanto conoce a Juan Pablo,
en quien pone los ojos, mientras que Chuy se enamora perdidamente de
ella, a pesar de sus desaires.
Maria
habla con el padre De Asís, quien acude a Débora para exigirle que
deje de amenazar a la muchacha si no desea meterse en problemas. La
mujer no teme al sacerdote, quien le hace saber que está al tanto de
sus secretos pues la misma Violeta se los dijo bajo secreto de
confesión y estar dispuesto a hablar con tal de defender a Maria.
Dulcina
hace una rabieta al saber que Penélope no ha conseguido enamorar a
Juan Pablo. La culpa de ser una imbécil y la responsabiliza de que
ambas puedan quedar en la miseria.
Rafael
decide hacer las pases con Alejandro, quien le recrimina el haberles
hecho tanto daño a él y Leonora al haber desaparecido a su hija.
Hablan de la adopción de Mónica, a quien el viejo adora con
devoción. Pronto esta y Maria tienen un encuentro nada agradable
pues la refinada Mónica se burla de ella por su sencilla apariencia
y a cambio se lleva un par de cachetadas, sobre todo por coquetear
con Juan Pablo, quien defiende a Mónica y pode a María que, si por
celos siempre reaccionará como una salvaje, entonces se olvide de
él. María sufre por el amor que siente hacia Juan Pablo, creyendo
que él solo se ha burlado de ella al enamorarla.
Penélope
y Mónica se conocen y deciden ser amigas a pesar de que las dos
están interesadas en conquistar a Juan Pablo, a quien acosan sin
sospechar que este tiene encuentros con María, a quien las dos
desairan e insultan a la menor oportunidad que tienen.
Violeta
descubre que desean matarla por lo que pide a Yago que la ayude. Él
lo intenta pero su temor es grande también. El hombre se preocupa
cuando Bruno le ordena que tiendan una trampa a Violeta, la cual debe
morir y a la que el perverso hombre hace suya por la fuerza,
asegurando que siempre lo ha enloquecido. Yago engaña a la muchacha,
a lo alto de una cumbre, donde es sorprendida por Bruno, quien
lamenta tener que desaparecerla para salvar su pellejo. Violeta le
asegura que el secreto que guardan sobre el asesinato de un hombre no
será un secreto si ella muere. Sin embargo esto no es suficiente
para que la mujer salve su pellejo y Bruno la asfixia con una bolsa
de nylon para después arrojarla al mar, mientras que Yago llora en
silencio y jura que un día Bruno Rivadeneira le pagará todas las que
le debe. No sospechan que alguien los ha fotografiado.
Débora
y Dulcina se reúnen para recordar el pasado, cuando ambas amaron al
mismo hombre. Dulcina culpa a la mujer de haber sido una infeliz
trepadora que le arrebató a su marido hasta dejarlo en la ruina.
Débora acepta que así fue y que gracias a ello pudo salir adelante,
gracias a su amante, Bruno. Dulcina la amenaza con andarse con
cuidado pues nunca es tarde para vengarse. Débora sabe que la mujer
ha sido causante de muchas redadas en su casa de citas y le asegura
que si insiste en fastidiarla lo lamentará. Ambas se declaran la
guerra.
Juan
Pablo toma su yate para perderse en el mar, donde piensa
detenidamente en su futuro. Piensa en lo que le dijo Penélope, sobre
que sus madres siempre soñaron con verlos casados y al mismo tiempo
piensa en María, la cuál lo hace sentirse vivo y libre.
Leopoldina
padece el mal humor de Rafael, a quien enfrenta, consiguiendo que
este la eche de su hacienda a pesar de las súplicas de Rosaura para
que no lo haga. El ama de llaves entonces busca trabajo en la mansión
De la Peña, donde Dulcina la contrata al saber que la sirvienta sabe
todo acerca de María, por lo que le pide que la ayude a deshacerse
de ella y conseguir que Juan Pablo se fije en Penélope. Leopoldina
le hace saber a la mujer que tiene dos enemigas que eliminar pues
Mónica también se ha encaprichado con el apuesto joven, al que
busca con insistencia, despertando los celos de María, la cual es
sorprendida por Bruno mientras vende tamales. El hombre le deja claro
que si no regresa a la casa de citas, en donde muchos clientes ya
han pagado por ella, le cobrará esas pérdidas con la vida de su
madre. La muchacha se presenta en el lugar y allí él intenta
violarla pero ella logra escapar y llega a casa de Chuy, al que pide
ayuda a pesar que Chonita le exige que se vaya y no implique a su
hijo en sus problemas.
Chuy
se arma de valor y enfrenta a Bruno, el cual lo golpea vilmente,
ayudado por Yago, el cual lo echa a la calle y se burla de él. Son
vistos por Juan Pablo, quien acude a ayudar a Chuy, quien le cuenta
lo que ha sucedido. Juan Pablo entonces busca a María, quien se
aferra a él y lo abraza. El muchacho, descubre por la ternura que la
muchacha le causa que se ha enamorado de ella, por lo que le promete
que se encargará de todo y siempre la va a proteger. La besa
apasionadamente y son vistos por mamá Corazón, quien cree que no
puede frenar al destino y teme a que su hija sufra por amar a un
hombre tan diferente a ella.
Gregorio
conoce a Piedad Malaver y enloquece por sus encantos pues la mujer ya
no es la misma piedra que un día dirigió el orfanato, aunque sí
es directora de un internado para menores. El hombre hace todo lo
posible por conquistarla y ella le corresponde, aunque no tiene un
buen recibimiento por parte de Sergio, quien la cree una trepadora.
Leonora
regala a María ropas de su hija y le pide que se deje ayudar pues
desea convertirla en una chica educada. Mamá Corazón agradece a la
buena mujer y aconseja a su hija que reciba la ayuda, para que nadie
se burle de ella cuando la vean con Juan Pablo, a quien la mujer
considera demasiado para su hija. Leonora hace ver a Corazón que la
apariencia es lo de menos cuando se tienen buenos sentimientos y la
nobleza de Máría. Pronto Mónica descubre a la andrajosa con uno de
sus vestidos y se lo arranca,, causándole un gran dolor. Tanto
Leonora como Alejandro la reprenden pero no así Rafael, quien
asegura a su nieta que María no es más que una muerta de hambre
abusiva.
Rosaura
visita la parroquia y habla con el padre De Asís, quien se alegra de
verla pues en muchos años que ella ha vivido en Santa María del Mar
nunca se había parado por el recinto. La mujer llora ante el cura, a
quien asegura sentirse culpable por no tener las fuerzas suficientes
para luchar contra la voluntad de su cruel marido, confesándole lo
que hace muchos años sucedió. El padre de Asís se estremece cuando
ata cabos y descubre que ¡María es la hija desaparecida de Leonora
Mendizábal! Esto hace que el sacerdote hable con Mamá Corazón y le
plantee que quizás la familia de la muchacha la esté buscando y
haya ido a parar al orfanato por una injusticia pero la mujer se
niega a aceptarlo y suplica al padre qué es lo que sabe pues la
asusta y siente temor de perder a su hija. De Asís calla y reza ante
Dios para que le de fuerza y valor para tomar una decisión.
Juan
Pablo enfrenta a Bruno y Débora y les hace saber que María no
regresará a trabajar con ellos, amenazándolos con denunciarlos por
tratar con mujeres inocentes y menores de edad. La pareja de
delincuentes decide dejar por la paz a María pero se vengan pues
mandan a quemar la casa en la que ésta vive con Mamá Corazón,
quien ha visitado el mercado y al regresar a casa descubre que lo ha
perdido todo, mientras que Bruno y Débora celebran su maldad en la
cama, entregándose. Pronto son sorprendidos por el padre de Asís,
quien les reclama el no tener corazón para ensañarse con dos
inocentes. Bruno se atreve a golpear al sacerdote y manda a echarlo
con Yago, al que encomienda que espíe a María, pues no descanará
hasta hacerla suya pues se ha encaprichado con ella.
Leonora
está dispuesta a llevar a María y Corazón a las ciénegas pero
tanto Rafael como Mónica se oponen rotundamente. La mujer acude a
las inocentes, desesperada por ayudarles y con ella va Rosaura, quien
nota al padre de Asís nervioso al ver a Leonora y Corazón con
María. Hablan y la mujer le pregunta qué es lo que sucede pero la
presencia de Juan Pablo hace que el padre tenga un pretexto para
alejarse de la mujer. Juan Pablo se ha enterado de lo que sucedió y
está más que decidido a ayudar a las afectadas por lo que las lleva
a su casa, donde Dulcina y Penélope se horrorizan ante la presencia
de las mujeres. Ante ellas aparece Leonora, quien se presenta y pide
a Dulcina que sean amigas y ambas, como buenas cristianas, ayuden a
María y Corazón. Dulcina aparenta ser noble pero al estar a solas
con las recogidas les advierte que si no se largan en un par de días
lo lamentarán. La brava Corazón la enfrenta y le recuerda que la
casa es de Juan Pablo y que ambas están en el mismo puesto, pues
tanto ellas como sus hijas son unas arrimadas, con la diferencia de
que Corazón y María fueron invitadas por Juan Pablo y no se
plantaron por comodinas, como la misma Dulcina y Penélope, quienes
enfrentan a María y le juran que se ncargarán de hacerle la vida
imposible por lo que le aconsejan que se marche antes de que se meta
en problemas. María sufre y se desahoga con Corazón, quien le
asegura que esas mujeres no las quieren pero tendrán qu aguantarse
mientras encuentran un lugar donde vivir.
Chuy
se acerca a Mónica, quien sufre por el interés de su madre hacia
María. El peón l entrega unas flores y se atreve a tocarle
tiernamente una mejilla. Son sorprendidos por rafael, quien azota al
trabajador con un fuete y le prohíbe que se vuelva a acercar a su
nieta pues ella es una señorita fina y él no es más que un vulgar
indio ladino. La herida de Chuy es curada por Chonita, quien le
suplica que nunca más vuelva a Las ciénegas pero el chico sabe que
no encontrará otro trabajo igual al que ahí tiene, mientras que
Mónica recuerda el golpe de su abuelo contra el muchacho y sale en
busca de Juan Pablo, al que encuentra comprando ropa para María, por
lo que decide arruinarles su alegría, coqueteando con él y
sorprendiéndose al saber que tiene viviendo en su casa a la mugrosa.
Leopoldina
no deja de escupir veneno ante Corazón, quien le deja claro que todo
aquél que intente hacerle daño a su hija se las tendrá que ver con
ella. La sirvienta se burla y les niega la comida tanto a la mujer
como a su hija, quienes no se lo dicen a Juan Pablo para evitarle enfrentamientos con su familia.
Brígida
y Eduviges pelean al recordar el pasado pues ambas estuvieron
enamoradas del mismo hombre, al que su padre balaceó y ahuyentó del
pueblo por considerarlo un forajido. Chonita las escucha y se
divierte al verlas pelear pues ninguna de las hermanas puede
perdonarse el que aquél forajido las haya engañado a las dos.
Alejandro
vuelve a la capital y se enfrenta a Gregorio, quien desea destruirlo
y lo amenaza gravemente. Los hombres llegan a un acuerdo para su
conveniencia y cuando Piedad conoce a Alejandro queda prendida a él
por lo que se propone conquistarlo.
Penélope
se le mete en la cama a Juan Pablo y éste la rechaza para después
advertir a Dulcina estar al tanto de sus intenciones por lo que si
insisten en enredarlo no tendrá más remedio que romper con la
promesa que le hizo a su madre de cuidar de ellas. Vuelve a la cama y
una tormenta azota al pueblo por lo que, asustada, Maria sale de su
habitación y se dispone a ir a la cocina cuando alguien la arroja
por las escaleras. Queda inconciente y temprano es descubierta por
Leopoldina, quien asegura que está muerta. Juan Pablo la toma en sus
brazos y la lleva a un hospital en el que le informan que la muchacha
perdió mucha angre y necesita una transfusión. Cuando el muchacho
acude a Corazón, esta llora y le confiesa que ella no es la
verdadera madre de María, por lo que entonces por el pueblo se corre
la voz de la ayuda para María y el padre de Asís se lo hace saber
a Leonora y Rosaura, quienes acuden al hospital. Leonora asegura
tener el mimo tipo de sangre por lo que la dona, llenando de alegría
a Corazón, quien le besa la mano y le agradece que haya salvado a su
hija.
Sergio
llega a Santa Maria del Mar en busca de Mónica pues está harto de
sus desplantes. La chica juega con él pero esta vez él es más
audaz y la cita en un lugar en el que la obliga a entregarse a él,
haciéndola suya casi por la fuerza. Mónica llora y él le jura que
es lo único a lo que lo ha orillado con su orgullo, por lo que ahora
deberán casarse. Ella confiesa que eso no sucederá porque está
enamorada de otro.
Débora
y Bruno reciben una nota de alguien que asegura saber que ellos
cometieron dos asesinatos: el de Violeta y el de otro hombre. No se
eplican quién pueda tener interés en molestarlos y él de inmediato
sospecha de Yago, al que jura que lo matará si desea perjudicarlo
pero el empleado promete que él no ha enviado nada pues está
implicado. Débora teme a que sea María la que esté dispuesta a
hundirlos por lo que ordena a Bruno que acabe con ella antes de que
abra la boca. El hombre acude al hospital para intentar matarla más
de una vez pero siempre algo se lo impide, hasta que Juan Pablo lo
encuentra merodeando y le pregunta qué es lo que quiere, sin creer
en sus buenas intenciones. Dulcina habla en privado con el muchacho,
al que pide que tenga piedad de ella y Penélope, las cuales tienes
que padecer la presencia de María. Se horroriza cuando Juan Pablo le
revela que se casará con la andrajosa pues está enamorado de ella,
por lo que estalla en rabia y acusa a su hija de ser una idiota
incapaz de enredar a un hombre. La muchacha le recuerda que ella
también lo fue al no poder enamorar al padre de Juan Pablo. Dulcina
abofetea a su hija y jura que no perderá todo por cuanto ha esperado
por su ineptitud.
Débora recuerda el pasado y como en complicidad con Bruno, su eterno amante, se encargó de desaparecer a Armando Limonta, el hombre con el que tuvo una hija que entregó a un orfanato para poder seguir haciendo su vida. Se pregunta qué habrá sido de esa niña a la que despreció y de la que no desea volver a saber nunca. Bruno la nota pensativa y le recuerda que él la ayudó a desaparecer a Armando, difunto marido de Dulcina, a la que dejaron prácticamente en la ruina.
Juan
Pablo tiene una discusión con Dulcina, quien se niega a que María
regrese a su casa. El muchacho recuerda a la mujer que a ellos nada
los une y que si a ella y su hija las tiene bajo su techo es por
caridad, por lo que pueden irse cuando gusten. Furiosa, Dulcina jura
que destruirá a María y jura a Corazón saber qué planes tiene y
no estar dispuesta a permitir que se salga con la suya.
Días
después María recobra el conocimineto y es dada de alta. Asegura a
Juan Pablo haber sentido que alguien la empujó de las escaleras por
lo que el muchacho advierte a su familia y empleados que no
permitirá groserías ni malas caras hacia la muchacha. Dulcina
maldice la hora en que la mugrosa no murió.
Mónica
sufre por el daño que Juan Pablo le ha hecho, sin embargo se niega a
volver a la ciudad con su madre, Leonora, la cual decide volver a
terminar asuntos pendientes. Cuando Leonora se marcha, Rosaura pide a
su nieta que le diga qué es lo que le sucede pero Mónica se niega a
hablar.
SEPTIEMBRE
2014. Al pueblo llega como atracción un grupo de strippers que son
repudiados. Accidentalmente Brígida y Eduviges conocen a Iker, un
sensual muchacho que pierde el autobús de regreso a la capital y al
que deciden alojar, desviviendose por él, despertando asombro en
Chonita, quien cuenta a Chuy que las señoritas se han ilusionado con
un hombre que podría ser su hijo o hasta su nieto.
Dulcina
consigue veneno que entrega a Leopoldina para que lo deposite en los
alimentos de María, exigiendo que sea discreta para no levantar
sospechas y matarla lentamente.
Chuy
nota triste a Mónica e insiste en acercarse a ella a pesar de sus
malos tratos. Le muestra lo bella que es la vida si se mira sin
tapujos ni vanidades. Mónica revela querer ser pobre algunas veces,
pues los ricos también sufren, aunque de distinta manera. Chuy toma
sus manos y le hace saber que en él puede encontrar a un amigo.
Leonora
visita la vieja casa de sus padres y llora preguntándose que habrá
sido de su niña María, pues ella no pierde la fe de que aún siga
viva. Al volver a casa escucha las risas de su marido y otra mujer en
el despacho por lo que acude a ver de quién se trata. Se impacta al
ver frente a ella a Piedad, coqueteando con su marido. Las dos
mujeres cruzan miradas y se reconocen. Entonces Leonora la sacude y
le dice a Alejandro que esa mujer es la directora del orfanato en el
que su padre dejó a su hija. La sacude y le exige que le diga en
donde está su niña María. Piedad suplica a la mujer que guarde la
calma pero Leonora está nerviosa y desesperada hasta el punto de
desmayarse, por lo que Alejandro la sube a su habitación y al volver al despacho se da cuenta de que Piedad se ha ido.
María
y Juan Pablo viven intensamente su amor. No sospechan que Yago los
vigila con un rifle en mano pues Bruno le ha ordenado dar un susto al
muchacho, en venganza. Le dispara y lo hiere y pronto tanto Bruno
como Dulcina y Penélope hacen parecer culpable a María, quien es
detenida y va a dar a la cárcel, donde jura a Corazón y el padre de
Asís que es inocente. Éstos suplican a las autoridades que la
liberen pero Dulcina les ha pagado para que no la suelten, por lo que
Bruno de aprovecha de esto para hacer un trato con María: Él pagará
lo que sea necesario para sacarla de la cárcel a cambio de que ella
decida trabajar para él. María se niega rotundamente. Pronto ante
ella aparece Penélope, quien le dice que está embarazada de Juan
Pablo y se casará con él. María sufre inevitablemente.
Juan
Pablo está fuera de peligro pero necesita reposo. Cuando pregunta
por María se sorprende al enterarse que ésta está detenida por lo
que le sucedió. Desea ir a levantar los cargos pero Dulcina se lo
impide. El muchacho se alarma cuando Penélope le cuenta de su
embarazo y le exige que le responda. Él asegura que responderá solo
por su hijo mas nunca se casará con ella.
Desesperada,
María manda llamar a Bruno y acepta trabajar para él por lo que el
hombre paga su fianza y se la lleva a su casa de citas, donde le
entrega ropa. La muchacha desea hablar con Corazón pero el hombre se
lo prohíbe, asegurando que desde ese momento ella no tiene familia y
él será el primer hombre en su vida. Está a punto de tomarla pero
Débora interviene y lo evita para entonces discutir con su amante,
al que jura que no le permitirá que se enrede con la muchacha, quien
llora amargamente por el destino al que se ha entregado.
Rafael
recuerda el pasado y pide a Chuy que lo lleve a dar un paseo en su
auto. Desde allí ve caminando a mamá Corazón y la reconoce de
alguna vez que se la topó en el orfanato. Se estremece y cree que
esa mujer debe saber qué fue realmente de su nieta por lo que pide a
Chuy que le diga si la conoce. Él le dice que esa mujer es la madre
de María. Se detiene a saludarla y cuando Corazón ve al viejo
Rafael se horroriza y acude al padre De Asís, al que le cuenta todo.
Él l revela saber la verdad y haberle ocultado que Leonora
Mendizábal es la madre de su niña María, por lo que aconseja a
Corazón que diga la verdad pues la mujer ha sufrido durante años,
desde que Rafael le arrebató a su criatura recién nacida, hasta
creerla muerta en el incendio. Mamá Corazón sufre demasiado pues
teme a perder el cariño de su hija.
Iker
descubre que puede sacar provecho de Brígida y Eduviges por lo que
se deja consentir por ambas, quienes una noche lo sosprenden
dispuestas a entregarse a él, por separado. El stripper se las
ingenia para no tener que intimar con ellas.
Alejandro
busca a Piedad y le exige que le diga que fue de su hija pero la
mujer asegura no saberlo pues escapó del incendio sin percatarse de
quién murió o sobrevivió. El hombre se lo comunica a su esposa y
hablan de la adopción de Mónica, quien los escucha y se estremece
al saber que no es su hija.
Rafael
se encuentra desesperado, angustiado. Toma un papel para escribir una
carta en la que revela a Leonora que su hija es María, pero un paro cardíaco se lo impide. Rosaura lo descubre y se alarma. El hombre es
atendido de urgencia y enviado a la capital, donde avisan tanto a
Rosaura y Leonora que el hombre ha perdido el habla y el movimiento.
La angustiada Rosaura entrega a su hija lo poco que el hombre pudo
escribir y Leonora sufre pues está segura de que su padre descubrió
en donde está su hija, por lo que ya no tiene la menor duda de que
ésta vive.
Corazón
descubre que María ha salido de la cárcel y se encuentra en la casa
de citas, donde la busca y le pide que deje esa vida pero la muchacha
le miente asegurando que es la única manera de olvidarse de la
pobreza. La desesperada madre suplica a Juan Pablo que la ayude y
éste acude a la presentación de María, ofreciendo una fuerte suma
de dinero para ser el primer hombre que posea a esa mujer. Al estar a
solas él le reclama el haberse vendido y ella miente asegurando que
esa es la vida que quiere llevar. Él entonces le exige que le de
aquello por lo que pagó. Intenta hacerla suya pero la muchacha llora
y le confiesa amarlo pero saber que todo los separa por ser tan
diferentes. Él le asegura que la liberará como hace tiempo pero
ella se niega y solo le pide que cuide de mamá Corazón. Juan Pablo
se marcha y Débora y Bruno descubren que no tomó a la muchacha.
Bruno intenta tomar ventaja y propasarse con maría pero esta le
revienta un jarrón en la cabeza. Cuando Bruno reacciona, es
sorprendido por Débora, quien le asegura que no permitirá que le
siga viendo la cara de idiota. Lo golpea fuertemente en la cabeza y
él muere. La mujer llama a la policía y culpa a María, la cual es
enviada de regreso a prisión.
Leonora
encuentra a Piedad y le exige que le diga en donde está su hija. La
mujer le confiesa que su niña María estaba al cuidado de una
empleada llamada Corazón, quien la quería como una hija. Leonora
entonces recuerda a la María y la Corazón en Santa María del Mar y
cree que son ellas. De inmediato regresa al pueblo y se alarma al
enterarse de que la muchacha se encuentra en la cárcel. Busca a
Corazón, a quien le revela quien es. La mujer llora y le suplique
que no la juzgue por haber querido a su hija. Leonora le asegura que
ambas son madres de María y ahora deben luchar por demostrar su
inocencia para que la muchacha pueda saber la verdad.
Debido
a un repentino paro respiratorio Rafael muere llenando de dolor a
Rosaura, quien sufre por creer que su marido no murió en paz pues
nunca pudo pedir perdón a su verdadera nieta.
Jose
Carlos se entera de quien es Leonora en la vida de María y ambos
deciden unir fuerzas para comprobar la inocencia de la muchacha,
quien asegura ser inocente del crimen por el que la han acusado y
asegura que Bruno quiso violarla.
Mónica
se entera de que no es hija de Alejandro y Leonora, si no que es
adoptada, por lo que decide renunciar a ellos, refugiándose en Chuy,
quien la besa y le jura que siempre la protegerá.
Débora
prepara maletas para huir del país pero Yago la sorprende y lo
impide, tomándola por la fuerza y haciéndole saber que pagará por
lo que le hizo a su patrón. Débora le ofrece dinero a cambio de que
la deje tranquila. Es una suma fuerte a la que el hombre no se
resiste por lo que la acepta en efectivo y al dar la espalda a la
mujer esta le dispara por la espalda. Yago es fuerte, por lo que se
abalanza contra ella y ambos caen al vacío.
Dulcina
no puede creer que María sea una Mendizábal y la maldice por tener
tanta suerte. Amenaza a Juan Pablo con destruirlo si no se casa con
Penélope pero él asegura no ser un estúpido y saber perfectamente
que las mujeres quisieron tenderle una trampa para así asegurar sus
futuros por lo que en ese momento las echa de su casa y con ellas a
Leopoldina, quien, hipócrita, suplica piedad a Leonora y le pide que
le devuelva el trabajo en Las Ciénegas. Leonora, de buen corazón,
lo hace y también con ella lleva a vivir a mamá Corazón, eigiendo
a Leopoldina que la trate como señora, al igual que a María, quien
es su hija.
Débora
se encuentra en un hospital, donde se le informa que ha quedado sin
movilidad en las piernas y será enviada a prisión por la muerte de
Yago.
Por
separado, Brígida y Eduviges se dejan seducir por Iker, quien les
pide dinero prestado con el pretexto de que pueden comenzar un futuro
juntos. Ambas mujeres lo meditan y creen que el hombre las ama por lo
que deciden utilizar sus ahorros para dárselos a él, seguras de que
srán la envidia del pueblo por tener a un hombre joven, musculoso e
imponente como él a su lado. Chonita les advierte que quien juega
con fuego termina chamuscado.
Alejandro
y Rosaura regresan a Santa Maria del Mar, donde se enteran de todo lo
que sucede. Como buen abogado Alejandro defiende a María en su
juicio, donde unas prostitutas aparecen para asegurar que ellas
vieron salir a la muchacha, muy asustada, y ver entrar a Débora,
quien en un careo las acusa de ser unas traidoras y confiesa que, en
efecto, ella mató a Bruno, pues estaba cansada de que siempre se
metiera con lo que supuestamente era solo mercancía. Esto demuestra
la inocencia de María, quien queda libre, mientras que a Débora
acude Alejandro, a quien no recuerda. Él le dice ser un viejo
trabajador de su padre y al que ella entregó a su hija recién
nacida. La mujer asegura no querer saber de la bastarda que hace años
tuvo por lo que Alejandro la deja sola en su celda, donde pronto
recibe a Dulcina, quien le confiesa alegrarse de verla en el lugar
que le corresponde por ladrona. La frívola y cínica Débora
confiesa a su enemiga que ella se encargó de asesinar a su marido,
de quien tuvo una hija que ha vivido durante muchos años con los
Mendizábal: Mónica. Ambas se destruyen verbalmente y Dulcina se
marcha deseándole lo peor para luego llorar a solas y maldecirla.
Mónica
pide a Rosaura que le diga quienes fueron sus verdaderos padres pero
la mujer lo ignora. Pronto ambas reciben una sorpresa cuando Leonora
se presenta con María, a la que protegerá a partir de ahora y
vivirá con ellos. Mónica se revela contra la mugrosa, gritando
cuanto la desprecia. Leonora asegura lamentarlo pues María es la
hija que le arrebataron hace muchos años. Hija suya y de Alejandro.
Pasmada, María no entiende qué sucede y pide a mamá Corazón que
le explique. La mujer le revela la historia de su vida, misma que
despues le confirma el padre de Asís. María llora amargamente,
desahogándose con Juan Pablo, quien le pide que no guarde rencor y
perdone a Corazón así como acepte a Leonora y Alejandro como sus
padres pues ha sido bendecida por tener la oportunidad de tener a
tanta gente que la quiere. María acepta entonces a sus verdaderos
padres, a quienes asegura que jamás dejará de ver como madre a
Corazón.
Desesperada
por su embarazo y el rechazo de Juan Pablo, Penélope ingiere el
veneno que su madre tenía reservado para María. Pronto sufre un
aborto y descubre que jamás podrá ser madre, culpando de esto a
Dulcina por haberla orillado a destruir su vida. Dulcina sin embargo
considera que todo es culpa de María, de la que jura vengarse, así
como revela a su hija que tiene una media hermana: Mónica, a la que
la mujer busca para decirle saber quienes son sus verdaderos padres.
Mónica
sufre al enterarse de su terrible verdad y les exige a Leonora y
Alejandro que le digan si es verdad y éstos se lo confirman. La
chica busca a Débora, quien le revela haberla despreciado siempre y
no querer saber de ella ahora por lo que le exige que no la vuelva a
buscar. Entonces Mónica acude a Penélope y le pide que ambas se
traten como lo que son: hermanas. Dulcina desea aprovecharse de ésto
e intenta ir a vivir a Las cienegas pero María pide a sus padres que
muestren a la mujer la misma compasión que ésta tuvo con ella por
lo que en las ciénegas a Dulcina se le cierran las puertas.
TIEMPO
DESPUÉS: María se ha convertido en una muchacha de sociedad y vive
intensamente su amor con Juan Pablo, quien la llama su niña María y
le pide que se case con él. La muchacha acepta.
Piedad
trafica con menores de edad en las instituciones para las que trabaja
por lo que es descubierta y enviada a prisión.
Gracias
a Alejandro, Gregorio recupera sus negocios por lo que pide perdón a
su amigo y su rencor desaparece. Aconseja a Sergio que haga lo mismo
con Mónica, a la que busca para pedirle perdón y conoce a su
hermana, Penélope, quien despierta en él pasión por lo que
comienzan a tratarse y emprenden una relación.
Chonita
sufre por el amor entre Chuy y Mónica pues la muchacha es arrogante
y odiosa, sin embargo se ha acoplado a lo que el muchacho pueda
ofrecerle y decide casarse con él.
Iker
estafa a Brígida y Eduviges, marchándose con todo su dinero. Las
mujeres se culpan la una a la otra por quererse robar el hombre
amado, como siempre.
Mamá
Corazón es feliz al saber a su niña María tan enamorada y llena de
vida. Agradece a Leonora que la haya perdonado por haberse robado a
la niña en aquél incendio mas Leonora no tiene más que
agradecimientos para ella por todo el amor que le dió a la muchacha,
la cuál es feliz de tener a dos madres que la quieren tanto.
Penélope
busca a Juan Pablo para pedirle perdón por sus acciones y las de su
madre. Le dice que radicará en la ciudad de México, a donde ha
decidido marcharse para estar cerca de Sergio, de quien se ha
enamorado. Juan Pablo la felicita y le desea lo mejor.
Dulcina
se encuentra hundida en la miseria y nadie le tiende una mano. Acude
a Leopoldina, a la que pide que la ayude a destruír a Maria, la
única culpable de su desgracia. El ama de llaves sigue estando del
lado de la perversa mujer por lo que recibe de nueva cuenta el veneno
con el que la matará, esta vez con toda la dosis posible pues desea
fulminarla. La cruel Leopoldina lo toma dispuesta a cumplir su misión
y dar el golpe en la fiesta de compromiso de María y Juan Pablo, a
la que la misma Dulcina acude para felicitarlos, desperdando sorpresa
en los invitados.
Leopoldina deposita el veneno en la copa de María, la cuál en repetidas veces está por tomar su bebida pero po una u otra razón no lo hace. Pronto, entre felicitaciones y el que Mamá Crúz ha llevado unos mariachis, todos se distraen y por accidente las copas cambian de lugar por lo que al momento de brindar Rosaura pide a Leopoldina que ella se quede a su lado pues ha sido su empleada de confianza durante muchos años. Le da una copa para que brinde y la mujer desea lo mejor a los novios. Bebe su copa y se marcha a la cocina, nerviosa, pues cree que pronto el veneno hará sus efectos en María. Acude a su cuarto para hacer sus maletas pero comienza a sentirse mal por lo que, desesperada, se presenta en la recepción, estremeciendo a todos al convulsionarse hasta morir. Uno de los invitados, doctor, descubre que la mujer consumió un veneno mortal. Juan Pablo acusa a Dulcina de ser la responsable y ésta, furiosa, revela que era María la que tenía que morir desde el día en que la arrojó por las escaleras. Alejandro llama a la policía y Dulcina huye inmediatamente pero es perseguida. La malvada mujer sube a una cumbre hasta toparse con el mar abierto, sin salida. María y Juan Pablo acuden con la policía a por ella, suplicándole que se entregue y no cometa una locura pero Dulcina no desea ir a la cárcel por lo que se arroja al vacío, perdiendo así la vida.
Leopoldina deposita el veneno en la copa de María, la cuál en repetidas veces está por tomar su bebida pero po una u otra razón no lo hace. Pronto, entre felicitaciones y el que Mamá Crúz ha llevado unos mariachis, todos se distraen y por accidente las copas cambian de lugar por lo que al momento de brindar Rosaura pide a Leopoldina que ella se quede a su lado pues ha sido su empleada de confianza durante muchos años. Le da una copa para que brinde y la mujer desea lo mejor a los novios. Bebe su copa y se marcha a la cocina, nerviosa, pues cree que pronto el veneno hará sus efectos en María. Acude a su cuarto para hacer sus maletas pero comienza a sentirse mal por lo que, desesperada, se presenta en la recepción, estremeciendo a todos al convulsionarse hasta morir. Uno de los invitados, doctor, descubre que la mujer consumió un veneno mortal. Juan Pablo acusa a Dulcina de ser la responsable y ésta, furiosa, revela que era María la que tenía que morir desde el día en que la arrojó por las escaleras. Alejandro llama a la policía y Dulcina huye inmediatamente pero es perseguida. La malvada mujer sube a una cumbre hasta toparse con el mar abierto, sin salida. María y Juan Pablo acuden con la policía a por ella, suplicándole que se entregue y no cometa una locura pero Dulcina no desea ir a la cárcel por lo que se arroja al vacío, perdiendo así la vida.
Penélope
sufre al enterarse del trágico final de su madre y se refugia en
Sergio, marchándose a la ciudad de México definitivamente.
Leonora
y Alejandro regalan a Mónica y Chuy un departamento en el que
epuedan vivir tranquilamente. Los muchachos se llevan con ellos a
Chonita, quien renuncia a su trabajo con las señoritas Vizcaíno
para cuidar próximamente de su nieto, el cual se encuentra en
camino.
Mamá
Corazón desea mudarse a su misma casa sencilla de antes pero Rosaura
no la deja y le pide que se quede con ella, acompañándola, pues
pronto Leonora y Alejandro regresarán a sus vidas habituales y ella
estará sola en toda la hacienda. Corazón acepta y con el paso del
tiempo se convierte en una gran compañía para Rosaura.
María
y Juan Pablo se casan en la parroquia del padre de Asís, quien
bendice su amor ante Dios. Los muchachos festejan con sus seres
queridos y después caminan por la playa, donde se juran amor por
siempre y se dan un fuerte beso.
Fin